El rostro oculto de la narcocultura: Jóvenes en la mira de las mafias en Ecuador

En los últimos meses, las autoridades ecuatorianas han desenterrado evidencia alarmante sobre la expansión de la narcocultura en el país. En allanamientos realizados en 2024, se han encontrado altares a la Santa Muerte, osamentas humanas y artículos de lujo, que van desde relojes de oro hasta botellas de licor valoradas en cientos de dólares. Estos elementos, según expertos, no son solo símbolos, sino herramientas para instaurar una ideología entre los miembros de bandas delictivas y captar a jóvenes en situación vulnerable.

En Quevedo, una barbería que aparentaba ser un negocio común escondía 16 imágenes de la Santa Muerte y 11 osamentas, evidenciando cómo la fachada de negocios legales es usada para actividades ilícitas. Casos similares han surgido en otras provincias como Los Ríos y Guayas, donde incluso se han hallado estos símbolos en cárceles, asociándolos directamente a líderes criminales como alias Fito, cabecilla de Los Choneros.

La narcocultura como ideología y aspiración
El jefe policial de Durán, Roberto Santamaría, señala que las mafias no solo adoptan elementos culturales de México y Colombia, sino que los transforman en una forma de vida. Altares, ofrendas y rituales son usados para inculcar la idea de protección y éxito en los actos delictivos. Esta ideología, sumada al lujo ostentoso de sus líderes, atrae especialmente a jóvenes que, al no encontrar oportunidades en el sistema, ven en la vida delictiva una salida llena de poder y riquezas.

El fenómeno no se limita a los altares. La música es otro vehículo poderoso de la narcocultura. Canciones que relatan las actividades de los grupos criminales, sus armas, sobornos y lujos son populares en redes sociales, acumulando miles de reproducciones. Incluso desde la cárcel, alias Fito grabó un video musical que se viralizó en 2023, reforzando esta narrativa entre los jóvenes.

Apología del delito y el desafío del Estado
Las redes sociales también juegan un rol crucial en esta apología del delito. Jóvenes muestran prendas asociadas a diferentes grupos criminales como Los Choneros, Los Lagartos y Mafia 18, generando un sentido de pertenencia y admiración hacia estos grupos. Según Kleber Carrión, experto en seguridad, el Estado no ha logrado competir con los incentivos que ofrecen las mafias: dinero, poder y un sentido de pertenencia.

Allanamientos recientes como el de una finca en Guayaquil, donde se realizaba una narcofiesta con artistas en vivo, revelan cómo estos eventos se convierten en plataformas para legitimar y expandir la narcocultura. En estos espacios, el lujo, las armas y la música se combinan para consolidar un estilo de vida que cada vez más jóvenes ven como deseable.

El reto de desmontar la narcocultura
Desafiar la narcocultura implica no solo acciones policiales, sino también un esfuerzo integral por ofrecer alternativas reales a los jóvenes. Carrión advierte que la transformación sociológica del delincuente en figura aspiracional solo puede revertirse con un Estado que genere oportunidades, educación y una presencia efectiva en los territorios donde las mafias tienen dominio. Sin estas acciones, la narcocultura seguirá ganando adeptos, convirtiéndose en una amenaza latente para la sociedad ecuatoriana.