Esmeraldas sigue sin agua: nueva mancha de crudo revive crisis sanitaria y revela negligencia estatal

La reapertura del servicio de agua potable duró apenas un día y medio en Esmeraldas.

Jennifer Calle C

3/23/20252 min read

El colapso del dique de contención en el río Caple expone la fragilidad de la respuesta estatal y la falta de previsión ante una emergencia ambiental de gran escala. La provincia de Esmeraldas enfrenta nuevamente una crisis sanitaria y ambiental, luego de que se suspendiera por segunda vez el servicio de agua potable en los cantones Esmeraldas, Atacames y Rioverde, debido a la reaparición de trazas de crudo en el río Esmeraldas.

La emergencia se reactivó el 25 de marzo de 2025, tras el colapso del dique de contención en el río Caple, instalado para controlar los efectos del derrame petrolero ocurrido el 13 de marzo. Según Petroecuador, las lluvias intensas provocaron el desborde del dique, lo que generó una nueva alerta y obligó a paralizar el suministro que apenas había sido restablecido el día anterior.

Con este episodio, se acumulan ya más de 12 días sin acceso regular a agua potable en varias zonas de la provincia, lo que afecta directamente la salud y el bienestar de miles de familias. La distribución de agua por tanqueros y barcos de la Armada continúa siendo la única alternativa temporal para enfrentar una situación que, lejos de resolverse, se agrava con cada día que pasa.

Una respuesta tardía e improvisada

Aunque Petroecuador asegura estar trabajando con otras instituciones en labores de limpieza y contención, la fragilidad de las medidas adoptadas y la falta de previsión vuelven a quedar en evidencia. El colapso del dique de contención —la principal barrera de protección ante nuevos flujos de crudo— refleja no solo la fuerza del clima, sino una planificación deficiente en el manejo de riesgos ambientales.

A esto se suma la ausencia de una vocería clara desde el Ejecutivo. Mientras la empresa estatal informa en solitario sobre los esfuerzos técnicos, el Gobierno Nacional ha guardado silencio ante una emergencia que requiere una respuesta integral, interinstitucional y con enfoque en derechos humanos.

Impacto ambiental y social sin respuesta estructural

El derrame de más de 25.000 barriles de crudo por la rotura del SOTE ha tenido consecuencias devastadoras sobre los ecosistemas y comunidades de Esmeraldas. Aunque Petroecuador reporta que no se han identificado manchas en la desembocadura del río ni en las playas de Las Palmas, Atacames y Muisne, los trabajos de limpieza y monitoreo apenas comienzan a desplegarse con la profundidad necesaria.

Mientras tanto, la población continúa esperando soluciones sostenibles. El acceso al agua potable no puede depender de tanqueros y buena voluntad, ni estar sujeto a improvisaciones que duran apenas 36 horas. La emergencia en Esmeraldas no solo es ambiental: es también una muestra de la desconexión del gobierno con las necesidades reales de la población y de la débil institucionalidad que gestiona los desastres.